AMBIENTACIÓN

Energía. Eterna e inagotable, ha estado a nuestro alrededor desde que el creador nos obsequió el don de la vida. Imagínala como una interminable cuerda que entreteje nuestras vidas en un tapete, algunas veces a nuestro favor, otras, en contra.

Hace más de 500 años cuando los hombres recién descubrían la avaricia, la primera ola de sangre empapó nuestras tierras. Aquellos que se decían diferentes fueron los primeros condenados, hombres y mujeres para los que valía más la voz del viento que un saco lleno de monedas de oro. Incorruptibles, así fueron los primeros druidas que pisaron estas tierras, como todos los sobrenaturales buscaban un lugar al cual pertenecer sin saber que ni el paso de los años o la vanagloriada evolución del hombre, les permitiría pertenecer.

Siete cuerpos colgados en el más grande y viejo de los robles blancos. Capuchas ennegrecidas por sangre y polvo cubrían sus rostros. Aun así sus miradas quemaban, traspasaban cada rincón de la piel hasta colarse en los huesos solamente para hacerte sentir el más frío de los miedos.

Tierra bendita. Tierra maldita.

Ninguno de los que cometió tal crimen pudo augurar el destino que traería para la creciente ciudad.

Fluye bajo los pies. Líneas de energía imperceptible para ojos humanos, sensibles al tacto para aquellos que tienen un tercer ojo. El faro se encendió atrayendo a los mosquitos así como se acercan las abejas a la miel.

Transcurrieron más de 20 décadas para que un sobrenatural volviera a pisar estas tierras. Atraídos por la inmensa energía que corre junto con los ríos desde las montañas. Los lupinos fueron los primeros en llegar. Con su energía desenfrenada y ese instinto animal que pese a las cadenas aflora todas las noches de luna llena. Reyes y señores, así se proclamaron y lo cierto es que su reinado duró al menos una decena de años, hasta que aquellos con los que comparten la noche arribaron.

Pieles pálidas. Pieles pálidas. Ellos son los caminantes nocturnos. De sus colmillos haz de cuidarte, pero más de sus lenguas viperinas que están predispuestas para enredarte. ¡Pobres de los humanos! Indefensos hijos de Adán, apabullados por verse sobrepasados en número tuvieron que recurrir a una fuerza más allá de su control. Y los viejos dueños de éstas tierras tuvieron su sublime regreso.

Una guerra dio inicio.
        Hombres.
                 Elementales.
                          Sobrenaturales.

Cada uno peleando por lo que no le pertenece.

Cuantas vidas se perdieron…

Los padres de los que hoy son abuelos firmaron el primer tratado.

Nadie más derramaría sangre, ninguna vida más se perdería.

¡Caras falsas, caras falsas!

Los clanes se reunieron eligiendo entre ellos a quién sería su líder, el más sensato, el más temible, el más avaricioso. Trazaron líneas invisibles por las calles definiendo territorios como si lo sagrado pudiera repartirse entre miles.

Han pasado muchos años, ¡cientos! Ningún sobrenatural ha vuelto a romper los preceptos, al menos no sin ser castigado. Pero la tierra tiene sed de nuevo, sed de sangre. Los muertos tienen hambre.

New Hampshire, 2015.

Una nueva masacre ha azotado el pequeño condado al noreste del país. Siete cuerpos encapuchados cuelgan en el puerto de Hampton Beach en señal de advertencia.

                 ¿Quién lo hizo?

                                   ¿Quién ha roto el pacto?

Muchos son los señalados…

                          PERO LA VERDAD SIEMPRE SALE A LA LUZ